4/10/2016
Cádiz


Aunque en una época distinta, no tan dada a ciertas veleidades, Velázquez se adelantó a Goya en mostrar más o menos empatía con sus retratados. Muchos aparecían acompañados de perros, como el mastín que dormita en Las Meninas pese al pie de Nicolasito Pertusato, el triste perrillo faldero de mirada acuosa que acompaña al infante Felipe Próspero, o los retratos de miembros de la real familia con atuendo de cazadores, donde galgos y podencos poseen una majestuosidad que muchas veces faltaba a reyes y príncipes.

Medio escondido tras una puerta, este de altiva pose velazqueña nos guiña mientras en su mirada creemos percibir un cierto deje de compasión por sus amos.

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