14/3/2018
Cádiz
En algún lugar de sus Pasajes, Walter Benjamin se refiere a la
borrachera que embarga a quien camina sin meta por las calles durante cierto
tiempo, a quien, desatendiendo la seducción de tiendas y escaparates, siente
una especial atracción por la siguiente esquina, por una distante masa de
hojas, por el nombre de una calle. ¿Quién no ha sentido esa ebriedad, hasta el
punto de no poder repetir cuando vuelves a casa el rumbo de tus pasos, las
calles y plazas por donde has caminado durante horas, atento a los símbolos y
trazos de la vida en la ciudad?
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