21/3/2017
Sevilla


 El flâneur vaga por las calles sin rumbo, abierto a todas las impresiones y vicisitudes que le salen al paso. Así, en el centro histórico me dejo llevar por callejuelas, plazas, palacios, conventos… y, de manera inesperada, encuentro estas ruinas de una construcción moderna, algo incoherente con el entorno. Sus grandes ventanas acristaladas reflejan las nubes oscuras de este día lluvioso. Unas semanas más tarde descubro que tras esas ventanas, en sus despachos y calabozos, fueron torturados muchos opositores al franquismo durante los años 60 y 70 hasta hacer de este edificio un lugar tristemente famoso. Otra vez Teju Cole: “El paisaje urbano está lleno de signos ocultos, y en ocasiones las exigencias morales obligan a hacer visible lo que permanecía escondido”.

Comentarios