21/5/2018
Cádiz
El viejo debate sobre el realismo
de la fotografía. Toda fotografía es una manipulación. Desde el mismo disparo,
encuadramos una porción de lo que vemos, y luego, en el cuarto oscuro o ante el
ordenador, trabajamos sobre la toma y creamos la imagen que mejor se adapta a
lo que queremos expresar. “Los negativos que parecen sueños”, exclamó
alguien al contemplar una de las fotografías marítimas de Gustave Le Gray de mediados del
siglo XIX, que mostraban barcos de vela, puertos, olas… casi como si
estuviéramos en la orilla, de tan reales, salvo por el color. En ellas, el
cielo y el mar se combinan en perfectas composiciones en medio de bellas
gradaciones de luz filtrada por las nubes y la húmeda atmósfera. Para
lograrlas, yuxtaponía dos tomas, una del cielo y otra del mar. La realidad
conquistada a través de la manipulación.
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