6/12/2010
Monasterio de San Lorenzo del Escorial
Me
ha ocurrido otras veces. Más atento a la arquitectura, a la figura solitaria de
mirada melancólica, a las líneas y a la composición, que a los detalles, no
percibí, como hago ahora ampliando la imagen, que junto al joven pensativo
había al menos otros tres, y que todos vestían hábito de monje. Era día festivo,
y quizás a estos agustinos se les permitió salir a la galería para tomar el
aire y mirar a los que paseaban ociosamente por los jardines. ¿Qué pensarán
estos chicos, comprometidos con una vida antinatural de castidad y obediencia,
de los que los observamos? Entre su mundo y el nuestro –al menos, el mío– se
levanta una pared; nos miramos, pero poco podemos saber de sus vidas y razones.
En la web de la Comunidad leemos que “el ver se encuentra
en gran parte sometido al dictado del querer ver”.
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