7/5/2019
Lisboa
Encaro serenamente, sem mais nada que o que
na alma represente un sorriso, o fechar-se-me sempre a vida nesta Rua dos
Douradores, neste escritorio, nesta atmosfera desta gente.
Durante años, por esta calle estrecha y algo oscura,
se podía ver, entrando y saliendo de un portal, a un hombre anónimo, conocido
por pocos a no ser por sus colegas –tan anónimos y desconocidos como él mismo–,
con un borsalino negro o gris oscuro cubriendo su escaso cabello, un gris gabán
–si era invierno–, gafas redondas y pajarita, un cigarrillo en la comisura de
los labios y un fino bigote. En esa oficina, este hombre, que era uno, pero, a
la vez, muchos –su apellido lo delata–, traducía correspondencia comercial y, a
ratos, escribía. Gran parte de sus textos componen el Livro do desassossego, firmado por un tal Bernardo Soares.
Fernando Pessao ataca de nuevo 😂😂
ResponderEliminar