21/11/2019

Medina Sidonia



Por azar, en la pantalla aparecen casi al mismo tiempo esta imagen otoñal y el rostro de Chet Baker mientras escucho su interpretación de Leaving de 1980. El retrato, que miro obsesivamente durante un rato, es obra de John Claridge y data de 1986, dos años antes de la muerte del músico al caer desde la ventana de un hotel de Amsterdam. Muestra un rostro cubierto de profundas arrugas, pómulos hundidos y expresión melancólica. El tema termina y lo vuelvo a hacer sonar, es de una dulce tristeza, sobre todo en sus primeros compases, dominados por el contrabajo tocado con arco hasta que hace entrada la trompeta y enseguida el piano. La música de Chet hace pensar en tardes como esta, sombría, de nubes oscuras y árboles sin hojas, tardes para refugiarse en casa y mirar caer la lluvia desde la ventana.

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